¿Como clasificar un evento de la magnitud de The Wall, en su reposición actual, por parte de su creador Roger Waters? Es dificil ya que, por un lado, aunque la musica es practicamente la misma en la parte de arreglos e instrumentación (al igual que las letras) a las del album original, el contexto de la obra ha cambiado al punto de que, ingeniosamente, la paranoia y enajención de Mr. Pink se convirtieron una metafora del un mundo globalizado, deshumanizado y sobre todo, presa de la tecnología que como invisible pared nos rodea y aisla. Si el iLOQUESEA es la constante de esta nueva suerte de cultura pop digital, luego entonces, es valido el que se convierta, para bien o para mal, en el zeitgeist que en todo momento, se refleja en la monumental pantalla en que se convierte el escenario a medida que el muro se va construyendo.Impecable en su ejecución; impresionante en espectaculo, pero sobre todo, congruente en el salto mortal que representó dejar de lado el concepto original del album, intimo y personalisimo, para convertirse en algo universal y contemporaneo hacen de este espectaculo una experiencia sensorial altamente sofisticada, pero a la vez, directa en el mensaje que desea transmitir.
Desde su visita pasada, donde presentó de manera integra The Dark Side Of The Moon, Roger Waters ha dejado claro que EL (así, en mayúculas) es Pink Floyd y aunque por cuestiones legales, no pueda usar el nombre de la banda que junto con Syd Barret fundó, si puede generar aun esa sobrecogedora sensación que emana al escuchar un disco de Pink Floyd... aun sin la guitarra maestra de David Gilmour.
Y es quizás este recuerdo imborrable sea lo que quedará en los pocos afortunados que tuvimos la oportunidad de ver este espectaculo en nuestro país aunque, paradojicamente, la mayoría del respetable publico solo se quede con la imagen de lo grandote del espectaculo y no en la intención del propio mensaje que através de sus proyeccciones visuales, pone el dedo en la llaga de la alineación que los medios, la religión y el consumismo provocan en todos y que eso, es nuestra pared real y virtual. Y es que, como suele suceder, quienes asisten a este tipo de espectaculos, no son necesariamente quienes más conocen al artista y su obra o, como en este caso, muchisima gente pensó que se trataba de "PInk Floyd-The Wall" (sic) y jamas reparó que se trataba solo del ex bajista y cantante del grupo en cuestión... porque estaban mas ocupados en seguir haciendo vida social dentro del recinto y solo se emocionaron y se sintieron "roqueros" (como todo y mano haciendo cuernitos) cuando sonó "Another Brick In The Wall (part 2)" y uno que otro momento "prendido".
Al final, estos mismos villamelones dizque roqueros fueron los mismos que se deslumbraron con lo grandote del escenario, la pirotecnia, las pantallas y la parafernalia del escenario y que, por supuesto! jamas se dieron cuenta del contexto de toda la obra.Como dato curioso y que ilustra el punto, está esta anecdota: En el concierto del 19, una pareja madura se ofendió desde la primera parte del espectaculo porque pensó que se trataba de una apología del Nazismo... aunque decidió quedarse todo el concierto porque "estaba bien bonito el espectaculo".
El concierto, como tal, fue la presentación integra de "The Wall" más un improvisado "encore" al final del mismo, donde Waters y su banda, reinterpretan "Las Mañanitas" ... con la tonada de "Another Birck in The Wall (part 2)". A según del propio Waters, la canción la aprendió en alguna reunión que tuvo la noche del sábado 18, al final de su primera presentación en el DF y decidió agregarla como un toque de gratitud hacia el publico mexicano en las dos fechas siguientes.
Y es que si algo tiene el publico mexicano, es que sabe "ganarse" la gratitud de los artistas que se han presentado en nuestro país... cuando tiene ganas de hacerlo.
Finalmente, sería trivial describir en palabras lo que sucedió en el escenario, por lo que en este caso, las imagenes podrían ser más elocuentes; así que aquí les dejo algunas fotos de los conciertos del 19 y 21 de diciembre. (fotos cortesía del RBD Boy y su marido)
Desde su visita pasada, donde presentó de manera integra The Dark Side Of The Moon, Roger Waters ha dejado claro que EL (así, en mayúculas) es Pink Floyd y aunque por cuestiones legales, no pueda usar el nombre de la banda que junto con Syd Barret fundó, si puede generar aun esa sobrecogedora sensación que emana al escuchar un disco de Pink Floyd... aun sin la guitarra maestra de David Gilmour.
Y es quizás este recuerdo imborrable sea lo que quedará en los pocos afortunados que tuvimos la oportunidad de ver este espectaculo en nuestro país aunque, paradojicamente, la mayoría del respetable publico solo se quede con la imagen de lo grandote del espectaculo y no en la intención del propio mensaje que através de sus proyeccciones visuales, pone el dedo en la llaga de la alineación que los medios, la religión y el consumismo provocan en todos y que eso, es nuestra pared real y virtual. Y es que, como suele suceder, quienes asisten a este tipo de espectaculos, no son necesariamente quienes más conocen al artista y su obra o, como en este caso, muchisima gente pensó que se trataba de "PInk Floyd-The Wall" (sic) y jamas reparó que se trataba solo del ex bajista y cantante del grupo en cuestión... porque estaban mas ocupados en seguir haciendo vida social dentro del recinto y solo se emocionaron y se sintieron "roqueros" (como todo y mano haciendo cuernitos) cuando sonó "Another Brick In The Wall (part 2)" y uno que otro momento "prendido".
Al final, estos mismos villamelones dizque roqueros fueron los mismos que se deslumbraron con lo grandote del escenario, la pirotecnia, las pantallas y la parafernalia del escenario y que, por supuesto! jamas se dieron cuenta del contexto de toda la obra.Como dato curioso y que ilustra el punto, está esta anecdota: En el concierto del 19, una pareja madura se ofendió desde la primera parte del espectaculo porque pensó que se trataba de una apología del Nazismo... aunque decidió quedarse todo el concierto porque "estaba bien bonito el espectaculo".
El concierto, como tal, fue la presentación integra de "The Wall" más un improvisado "encore" al final del mismo, donde Waters y su banda, reinterpretan "Las Mañanitas" ... con la tonada de "Another Birck in The Wall (part 2)". A según del propio Waters, la canción la aprendió en alguna reunión que tuvo la noche del sábado 18, al final de su primera presentación en el DF y decidió agregarla como un toque de gratitud hacia el publico mexicano en las dos fechas siguientes.
Y es que si algo tiene el publico mexicano, es que sabe "ganarse" la gratitud de los artistas que se han presentado en nuestro país... cuando tiene ganas de hacerlo.
Finalmente, sería trivial describir en palabras lo que sucedió en el escenario, por lo que en este caso, las imagenes podrían ser más elocuentes; así que aquí les dejo algunas fotos de los conciertos del 19 y 21 de diciembre. (fotos cortesía del RBD Boy y su marido)
buena reseña, errebede, te´stas consagrando como el cronista oficial del defecito roquerón
ResponderEliminarmás que excelente la reseña RBD, ni hablar, el que sabe sabe
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