Chimes of freedom. The Songs of Bob Dylan.
Fontana Records
2012
A finales de enero de este año, se editó en Estados Unidos y
varios países más el que, hasta este momento, podría ser el disco tributo más
extenso jamás producido (73 tracks!)
que, más que un agasajo sonoro o celebración del trabajo de Bob Dylan; termina siendo una indigestión
donde lo mismo caben nombres consagrados dentro del rock y el pop como Patti Smith, Sting, Pete Townshend
que aburridos cantautores y hispters desconocidos (para el mainstream) como Bret Dennen o leyendas (locales, pero leyendas) del R&B, algunos grupo y
solistas chingones como Queens of the Stone
Age, Elvis Costello y Johnny Cash hasta cosas tan
desconcertantes como Lenny Kravitz, Adele, Ximena Sariñana (yuck!) y
cosas insólitas como eso que se llama Mariachi
el Bronx.
Pero como dijo el descuartizador: vámonos por partes. El motivo de la reunión de tantos y tantos
cantantes y grupos es la de homenajear, por un lado, el trabajo artístico de Bob Dylan y, por otro, festejar también
los 50 años de Amnistía Internacional;
esa ONG mundial de fama sobradamente conocida. Según los boletines de prensa de
la propia organización; los interpretes del álbum son activistas de Amnistía
Internacional (o en su caso, donantes) y gratuitamente, grabaron y cedieron los
derechos de su trabajo para la producción de este álbum. De igual manera, Dylan
cedió los derechos de sus letras (y en algunos casos, los arreglos) de sus
canciones para el mismo fin.
El hacer versiones de canciones de Dylan no es algo nuevo ni
tampoco novedoso y que muchos artistas, han logrado con diversos grados de éxito.
Ahí están pues los covers de Jimmi
Hendrix, Guns’n’Roses, U2 o hasta My
Chemical Romance a diversos temas del señor
Zimerman; y que decir también de la influencia que Dylan tuvo en artistas
de la talla de los Beatles; los cuales de no haberse topado con un Dylan que
les enseño la magia de la marihuana; no habrían pasado de ser otros Herman Hermits; o incluso debrayes
monumentales (pero harto sentidos) como el de Bryan Ferry con su álbum “Dylanesque”.
Ciertamente, ensamblar un disco tributo a un personaje como
Dylan, por su complejidad, es difícil; aun más cuando se trata de que el producto
final sea tan atractivo tanto a fans como a escuchas casuales y, al menos,
permita recuperar los costos de producción y que genere algún beneficio para que
sean rentables las ventas del disco.
Sin embargo, tal parecería que a los amigos de AI se les
pasó la mano en la auto indulgencia de su producto estrella de su 50ª Aniversario;
porque más bien parece que alguien dio la orden de grabar todo; sin ningún tipo
de control de calidad y, ante la imposibilidad de tener un buen productor que
pudiera seleccionar lo mejor de las (casi) 80 canciones grabadas; decidieron
dejar todas las grabaciones dentro del álbum; lo que se compila en … 4 CD.
Cuatro discos de chile, dulce y manteca; donde lo mismo se
encuentras cosas divertidas como la versión de Outlaw Blues por QOTSA,
obviedades a ritmo de reggae a cargo de Ziggy
Marley (Blowin’ on the wind) o
cosas tan, pero tan patéticas como los covers de Adele, Ximena Sariñana y…
KE$HA!!!
Creo que el resultado
final es tan amorfo y de difícil digestión sonora; sobre todo porque no la
secuenciación de las canciones en los cuatro discos está hecha de manera
caprichosa y sin ningún (aparante) orden lógico. Creo que hubiese sido más
sencillo editar 4 discos de manera separada por genero. Incluso creo que hubiese
quedado un excelente disco sencillo si los productores hubiesen sido más
exigentes en la selección del material.
Recomendable para completistas; activistas comprometidos en
derechos humanos y … ya. Fans de Bob
Dylan: Cómprenlo bajo su propio riesgo.
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