martes, 7 de febrero de 2012

Caprichos de un rockstar senil: Kisses on the Bottom – Paul McCartney

Kisses on the Bottom
Paul McCartney
Hear Music
2012

De un tiempo a la fecha, Paul McCartney ha adoptado la rara (y ya a estas alturas, chocante) muletilla de invocar a su pasado como Beatle y sobre todo, la de involucrar al fantasma de John Lennon para justificar muchas de sus decisiones artísticas actuales: Ya sea desde el desenterrar viejas canciones, su forma actual de componer y grabar instrumentos o como ahora, la justificación de hacer un disco de canciones añejas que (según el) las escuchaba de niño (y también John) y que se volvieron influencia importante en su trabajo posterior como Beatle y en solitario.

El día de hoy, oficialmente, es el lanzamiento del nuevo disco de Sir Paul McCartney; Kisses on the Bottom que se puede traducir como besos hasta el fondo. El  titulo que se extrae de un párrafo  de la letra de una de las canciones del disco (I'm Gonna Sit Right Down And Write Myself A Letter) y que, en todo caso, se entendería (en el contexto de la canción) como una frase amorosa de reconocer que uno es un chingón escribiendo cartas a uno mismo.

Por si mismo, este horrible nombre del álbum  ya tiene un lugar seguro en la lista de los peores títulos de discos de todos los tiempos; porque (no se si a deliberadamente así escogió Paul el nombre del disco) la frase podría entenderse como besos en el trasero… cosa que igual tiene sentido (si se lee en el contexto del caló gringo )si lo que se trata es de homenajear a las canciones que se incluyen en el disco, aunque en México y otros países, invita más al doble sentido.

Y es que, como el propio Paul explica, su intención fue hacerle un homenaje a aquellas canciones que, en su niñez y en la de Lennon, fueron gran influencia para su posterior desarrollo como los Beatles; aunque, con todo, su disculpa anticipada fue la de decir: “Hombre! Si no hago esto ahora, entonces nunca lo haré”.  Y así, de esta premisa del ahora o nunca sale el que quizás sea el peor proyecto en solitario de Paul… aun peor que su fallida aventura fílmica Give my regards to Broad Street (1985).

La razón más evidente de este fallo se debe a que una revisión al great american songbook (grandilocuente termino con que a los gringos les da por referirse a la música escrita en su país hasta la primera mitad del siglo pasado) es la manera más fácil de revivir carreras artísticas acabadas o punto de la quiebra, como la de Rod Stewart o Barry Manilow; sin embargo lo que aquí extraña es que la salud del MasCarnes (física y financiera) es más que envidiable (ya quisiéramos tener los millones de libras que tiene debajo del colchón!) y lo único plausible para editar este estuche de azúcar ultrarefinada es la  explicación-disculpa del propio Paul. Me inclino más a pensar que ya la senilidad ha llegado a nuestro héroe musical y que combinada con esa ya aburrida pleitesía que Sir Pol le tiene a “America” (ósea los Estado Unidos)  lo ha llevado a lo que en su momento, casi le cuesta la carrera a los U2.

Bueno… no seamos drásticos. Paul está ya más allá del bien y del mal; aunque (esperemos) que este experimento musical solo sea un caprichito de viejito gaga y que no trascienda más allá de que este disco le agrade sobradamente a cierto sector del publico gringo y quizás le valga, al menos, una nominación al Grammy. En serio que sería una tragedia que el próximo año, nos tengamos que chutar los volúmenes 2, 3 y 4 de estos “besos”.

Por otro lado, esta es también es la manera más cursi de ponerle una signo de interrogación a una carrera musical que, si bien ha tenido sus altas y bajas, al menos ha sido constante. Este nuevo trabajo de McCartney no se trata de una nueva incursión en la música sinfónica o de cámara; genero en el que ya ha producido seis álbumes de música clásica que, vistos a la distancia y quitándole la novedad de ser opus orquestales compuestos por un ex Beatle, son bastante predecibles, cursis y a veces faltos de frescura y espontaneidad.

Hablando ya del album; se puede remarcar que particularidad que distingue a Kisses on The Bottom de otras revisiones a la música contemporánea gringa; es que Paul hizo una selección no de los típicos grandes éxitos; sino de canciones un tanto oscuras y desconocidas; así como de la inclusión de un par de nuevos temas escritos para la ocasión y, el la edición de lujo, la regrabación de Baby’s Request”; la cual cerraba el lado B de su ultimo álbum con los Wings, el irregular Back to the Egg de 1979.

El estilo de todo el álbum es la orquestación de las canciones con arreglos de jazz clásico; ese que es extremadamente melódico y aunque en un par de tracks aparecen Eric Clapton y Stevie Wonder; no hay ni un remoto eco de rock que cambie el estilo del disco. De hecho, las dos canciones de la autoría de McCartney y que pretenden ser la diferencia entre este disco y lo hecho por Rod Stewart, están dentro de la misma línea musical del disco. My Valentine (primer sencillo del álbum y de la autoría de Macca) es el sencillo que, aun y con los modernos arreglos de Tommy LiPuma (productor del disco y conocido por sus trabajos con … Barbra Streisand!) y de la excelente ejecución en el piano de Diana Krall y su orquesta, suena cursi y tieso.

Concediéndole a McCartney el beneficio de la duda  y asumiendo que, realmente, su amor por estas viejas y oscuras canciones sea sincero; eso no basta para lograr conectarse con ellas y aunque es evidente que en la producción y los arreglos se ha cuidado que estos respondan a las limitaciones de su ya deteriorada voz, se percibe este ajuste con calzador; lo que le resta naturalidad a la interpretación y por supuesto, alejada a la esencia del cantante.

Si, seguramente varios se deslumbrarán con los arreglos del disco y por supuesto, habrá quienes incluyan este álbum en su colección de discos para fiestas nice y por supuesto, los “fans from hell” de los Bicles ya habrán puesto a Paul en un nuevo nivel arriba de genio musical; sin embargo y aun y cuando se quisiera hacer una escucha del disco sin apasionamientos ni ánimos de critica, la verdad es que a la segunda canción el sopor se apodera de uno y aun dentro de su perfecta producción; no existe una liga emocional con el álbum. Quizás se deba a que, en todo caso, no sentimos afinidad extrema ni por el estilo, ni por las canciones en si  (al menos para muchos de quienes no estamos tan familiarizados con el genero) y a que, la interpretación de Paul es, en todo caso, impostada… no es su estilo pues.

Mención aparte se merece el arte del disco que, por mucho, es la peor de todo el catalogo de McCartney. La foto de la portada con un Paul cargando un enorme ramo de flores no augura más que melcocha… eso sin contar el efecto que causa ver los tratamientos faciales del Sir, los cuales lo hacen ver tan joven que podría, sin proponérselo, matar del susto a más de uno de sus contemporáneos fans por su apariencia friki.

Curiosamente, el disco aun no ha “despegado” del todo y el recibimiento tanto de la critica como del publico ha sido tibio. Las reseñas, principalmente de la prensa gringa, han sido moderadas y es posible que, en el mejor de los casos, pase sin pena ni gloria.

Kisses on the Bottom es, en resumen, un capricho postergado de Paul; una auto indulgencia que, como se podría esperar, está requetebonito y de seguro, podría ser un regalo muy apreciado para tus papas, si es que ellos aun siguen odiando a los Beatles por decir (en palabras de Lennon) que eran “más grandes que Jesús”; o si eres un adulto contemporáneo (pero moderno) y disfrutaste de la voz “romántica” de Rod Stewart cantando Stardust; este disco será una buena elección para ponerlo antes o después del de  Luis Miguel con Big Band.

Para el resto de nosotros, solo nos queda esperar que este no sea el proverbial canto del cisne del señor McCartney y, aunque anunció que ya no haría más giras (después de concluir su interminable “gira del adiós”), al menos su siguiente álbum, sea menos pomposo y mamón. (Su siguiente álbum “nuevo” se anunció para [quizás] finales de 2012).

Bonus track: Aun y cuando no hay un video oficial de “My Valentine” les dejo la misma que se puede encontrar (aun) en Youtube.

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4 comentarios:

  1. Hay gente que nace para crear, se llaman Artistas, tiene la capacidad de representar en cuadros, en esculturas, en música, etc., su sentir. Hay otra gente, que ante la incapacidad de crear o de disfrutar el arte de otros, eligen juzgar al artista, haciendo uso de una increíble autoridad para tal juzgamiento; autoridad que quién sabe qué Dios Supremo les ha dado.
    Gracias por la Música, Sir Paul!

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  2. Estimado fabio.

    Gracias por dejar tu comentario. Es evidente que eres un fan de los Beatles; y es entendible el sentido de tu comentario; el cual es muy respetable, aunque creo me parece que te gano el sentimiento y no te permitió entender el sentido del post. Yo tambien soy admirador de la obra de los Beatles y de Paul en particular y, por esa razón, siento que tengo el derecho de externar que este ultimo trabajo de Paul es esencialmente un capricho que lo deja muy mal parado si lo comparamos con otros opus de su catalogo.

    Considero que no porque nuestros heroes musicales sean eso, heroes, esto los hace infalibles y por supuesto que se equivocan!

    En fin! ... gracias por visitar este sitio y si buscas bien, podrás encontrar otras entradas sobre el trabajo de paul que seguramente serán de tu interes.

    Saludos

    @theprivatepress

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    1. Estimado @theprivatepress;

      Es tan cierto que soy fan de los Beatles y de McCartney, como que tambien hay parte de su obra que no me gusta (te puedo dar ejemplos pero no vienen al caso). Lo que me pareció mal de tu comentario no fue que no te guste su disco, sino lo destructivo de tu expresión, no dejando lugar a que a otro le guste, y juzgando la forma en que el artista eligió el camino a seguir. Sgt. Pepper y Magical Mistery Tour también fueron caprichos; qué sabemos si es cierto o no si esos temas eran o no del gusto de Sir Paul en su infancia, y además, de qué sirve saberlo? Lo único concreto en una obra es qué te pasa cuando la escuchas. Es como el vino, el bueno es el que te gusta.

      Te decía al principio que había parte de su obra que no me gustaba, por ejemplo Wild Life, pero estoy seguro que si digo "Wild life es una mierda", va a aparecer alguien ofendido a decirme que le encantan los acústicos de ese disco.

      Creo en la honestidad de un artista que luego de haber revolucionado la música a los 20, sigue activo e inquieto a los 70; te entiendo el "no me gusta" a este disco, pero tu crítica me pareció agresiva al punto de hablar de la estética de su rostro. Es un disco de música, ni más, ni menos.

      Nobleza obliga, todo lo agresivo que fuiste en la crítica no lo aplicaste en tu respuesta hacia mi, lo cual agradezco sinceramente.

      Saludos;
      Fabio

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