jueves, 2 de febrero de 2012

¿Crecerá algún día el rock mexicano?

Ahora que, por razones que no vienen al caso, estoy (y estaré) de ocioso en mi casa; me puse a navegar por los internetz en un afán de probarme a mi mismo que durante 2011 si hubo grupos, discos o al menos, una pichurrienta canción que, de manera unánime, la comunidad blogera nacional pudiera considera lo mejor del rock mexicano en 201”.
Recorrí algunos sitios de revistas como Marvin, Rolling Stone y otras, donde ciertamente en sus recuentos de los mejor de 2011, hay apartados para la música roquera nacional. Sin embargo, después de revisar los listados, terminé intuyendo los criterios de selección y de quienes confeccionaron dichas listas; quedando claro que sus criterios son más proclives a reconocer a sus cuates o amigos de los amigos que algo que de verdad valga la pena.
Considerando que, en esta época digital donde el poder es igual al numero de “likes” que se le pueden dar a tu pagina (si les gusta); opte por revisar lo que sobre el particular tenían que opinar muchos paisanos que, así como yo, decidieron un día abrir un blog para tirar netas, pitorrearse de los demás, dar sesudas explicaciones o escribir las pendejadas que se le dieran la gana sobre el rock en general y, en algunos casos, del rock nacional en particular.
Curioso es que, si por ejemplo ponemos en Google “mejores discos de rock mexicano en 2011” la mayoría de las entradas están relacionadas con hacer recuentos no del año en cuestión, sino del rock mexicano de todos los tiempos (sic). Así pues, solo encontré un par de sitios donde se hacía referencia a lo mejor del rock mexicano en 2011. Resalta por su originalidad el de http://profetaproducciones.blogspot.com/2012/01/lo-mejor-del-rock-mexicano-2011.html , que se especializa en rock urbano (sic).

Por supuesto que podría haberme guiado por la lista de Reactor (estación de radio del DF) en sus ya tradicionales conteos anuales y aun así llegaríamos a la misma conclusión: Nada… nada que sea memorable, rescatable o al menos que de indicios de una verdadera intención de trascender más allá de la efímera fama de conseguir un par de tocadas en algún antro chic de la Condesa.
Quizás la parte medular de esta falta de trascendencia se deba a la falta de credibilidad, originalidad y sobre todo, perdurabilidad de la obra del rockcito nacional (termino acuñado por Hugo García Michel en su revista “La Mosca en la Pared”) se debe a que el rock mexicano, tal y como se vende en términos de mercadotecnia, no existe. Habrá muchos que en este punto, habrán ya levantado la ceja, y de seguro empezarán a mentar madres contra mi por no reconocer la existencia de agrupaciones como Café Tacvba o Caifanes como pilares del rock nacional actual, o de la gran fama que tiene Zoe en estos momentos, o vaya a saber Dios que grupo nuevo “indi” está en estos momentos gozando de sus 15 minutos payoleros en su myspace. Algunos, de seguro, estarán asumiendo que niego la existencia de ese movimiento que se llamo Rock en tu idioma y que nos dio agrupaciones como La Cuca, La Lupita, La Castañeda y los Amantes de Lola
Y no, no es una negación de esas y otras cosas que han sucedido a la escena roquera nacional desde la segunda mitad de la década de los ochentas del siglo pasado. Simplemente es que, poniéndolo en perspectiva, el rock mexicano (con sus limitadísimas excepciones) se han estancado deliberadamente en la perpetuación de la imitación como antídoto ante la falta de propuestas originales para la creación de sus obras y también, a alimentar la nostalgia inducida para aquellos que van que vuelan para convertir a los ochentas en lo que en su momento, fueron los cincuentas para nuestros padres.
¿De que se trata esto? Simplemente del hecho innegable de que la mayoría de los grupos de rock de la actual escena roquera nacional, son remedos cada vez más elaborados y sofisticados de la imagen y sonido de grupos ingleses y norteamericanos; tropicalizados a la idiosincrasia hispter nacional y también, de la negación de las vacas sagradas del rock mexicano a reconocer la falta de originalidad, talento y carisma para producir canciones y conceptos que los hagan salir del letargo en el que cómodamente se regodean.
Un ejemplo típico lo anterior, y de las incongruencias y contradicciones que generan, es el cartel de grupos que estarán en ese escaparate de vanidades y egos que es el festival Vive Latino. Dejando a un lado los grupos de otros países de Hispanoamérica y el absurdo hecho de que quien va a cerrar el festival no es propiamente un “latinou” (sic) la lista de los grupos mexicanos esta repleta de banditas indies desconocidas; pero con actitudes hipermamonas de rockstar consagrado ; grupos que un Vive Latino tocan y otro también como La Lupita, Kinky o DLD y como estelares los mismos grupos “grandes” de siempre, como Café Tacvba. Ok, la selección natural es un proceso universal y por supuesto que sería imposible que todas las bandas que día a día nacen en nuestro país lleguen a niveles artísticos y de popularidad de un Café Tacvba; pero es curioso que, pasan los años y seguimos teniendo a los mismos rockstarcitos de siempre: Café Tacvba y los Caifanes; y que también, la gente siga “prendiéndose” con las mismas rolas de la Lupita… las mismas de su primer disco… que parece, son las únicas que todo mundo se sabe.
El panorama no es propiamente muy promisorio para el rock hecho en nuestro país, aunque ciertamente, tampoco esto representa una catástrofe… no en términos económicos, al menos. Sin embargo, de seguir esta tendencia, es posible que nuestra siguiente generación de “rock stars mexicanous” ya no quiera cantar en español, hagan covers de alguna canción en ingles, grabe sus videos en alguna playa de San Diego California y aunque “orgullosos de sus raíces latinas (sic)” les de penita que digan son mexicanos… así como los niños estos de los Vazquez Sounds.


En fin!



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